miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Destino?


El sentido, ésta y la otra vida.



Paul .Klee. "Nueva armonía"
Pensar la vida es una necesidad para algunos seres humanos. Para muchos. 
Pero buscar una explicación a eso que nos ocurre fundamentalmente, nuestra vida o la Vida, la nuestra siempre, no es lo mismo que buscar una garantía, o una seguridad.
Probablemente, ab initio, el miedo del hombre está en esa necesidad de explicar-asegurar que tiene todo niño. Así, la idea del "niño-eterno" que alienta en nuestro inconsciente, no es necesariamente positiva.
Los que quieren asegurar, no buscan una explicación, sino más bien otro mundo en el que lo que aquí ocurre no ocurra allí, quieren una vida como escapatoria. 
El suicida y el creyente en la Otra son los  personajes más parecidos de Esta vida. Pero la noción profunda de Vida nada tiene que ver con la Huida.
Esta es la única queja contra la búsqueda de sentido que compartimos con el utilitarismo: 
"No tiene sentido...la pregunta por el sentido del mundo...(a no ser que) hubiera un dios omnipotente que decidiese contínuamente cada hecho del universo en función de sus fines."(1)
Madurar supone separar y diferenciar, definitivamente y para siempre, estas dos necesidades. Querer saber, por lo tanto, buscar un “sentido” a lo que nos ocurre, no implica necesariamente “creer” en ese otro mundo que nos tranquiliza en este.









Sentido adolescente y sentido maduro.



Paul Klee.  "Castillo y Sol"
Buscar una explicación es una necesidad juvenil, incluso infantil: la infancia es la instalación en la sorpresa, y la adolescencia implica, por primera vez, la insatisfacción por sistema; los dos estados, por inestables, implican la pregunta por el sentido. El "pecado" de esta pregunta adolescente por el sentido es que se precipita con una carga excesivamente "física": los cambios biológicos, hormonales y morfológicos de esa edad. Y, es claro, que la biología no tiene sentido alguno, es casual, no teleológica, puro efecto de una evolución mutante o delimitada por medios climáticos o supervivenciales.
La búsqueda de sentido es una necesidad de la madurez en tanto que esos años que supuesta y mecánicamente nos emancipan (los cuarenta, los cincuenta), hayan acumulado real y conscientemente experiencias que incrementen la presión interrogadora. La religión calma o impide esa necesidad, pero también está encubriéndola, a veces con puro miedo, otras con una cierta vagancia. La necesidad del sentido forma parte imprescindible de la voluntad de autenticidad.  
Es verdad que el sentido que se puede buscar antes de esa madurez es más auténtico en tanto que se ve empujado por el presente, mientras que el sentido maduro se dispara fácilmente presionado por el pasado. La madurez, sin embargo, debe encarar el sentido también por el presente, en síntesis con la experiencia: preservar la juventud en nuestras mentes es un imperativo categórico. No ser joven para vivir más, ni para disfrutar todavía, sentirse y ser jóvenes para ser más auténticos aún. Ser joven por todo lo que la vida nos ha brindado -positivo o negativo- sin esperar ni justificar: el asombro de nuevo.





El sentido tras el asombro de la vida.


Porque la vida es el decantarse de los sucesos y nunca lo que las expectativas, las esperanzas, los modelos de vida, los deseos nos habían brindado, prometido y hecho alentar…Esa diferencia radical es propia de la vida misma, y ella misma la define como in-atrapable, siempre inesperada en su forma de concretarse, de aparecer, de materializarse…
Paul Klee. El globo rojo.
Es verdad que la ilusión, la proyección, la previsión y la esperanza de y sobre el futuro, están también en la Vida, pero son marcos secundarios de lo que es la Vida. Incluso, como la historia del pensamiento ya nos ha advertido, la esperanza como nervio esencial a una vida, es una de las formas de vivir mal o no vivir en puridad.
Estudiamos y conocemos, aprendemos y olvidamos, nos independizamos, nos comprometemos, trabajamos y abandonamos, conocemos el amor, el sexo, la maternidad, la paternidad o, incluso sus ausencias y sus pérdidas…Sea como sea, nuestra vida realiza e incumple nuestras anticipaciones, nuestras ilusiones pero, tanto en un caso como en el otro, tanto en el ser como en su ausencia, tanto en el placer como en el dolor, todo nos sucede sorpresiva, sorprendente, inusitadamente…
La vida es todo eso que nos ocurre de manera nunca imaginada ni sentida…
Esa característica de la vida es la que nos impulsa a buscarle los inexistentes tres pies al gato mismo de la vida misma: su sentido. El pragmatismo de moda solamente salva a la pregunta por el sentido de su desastroso planteamiento, cuando se reriere a nuestra voluntad: 


"Lo que sí podemos preguntarnos es `¿cual (si es que alguno) es el sentido que queremos dar a nuestras vida. Nuestra vida, que de por sí carece de sentido, como la vida en general, es susceptible, sin embargo, de recibir -de nosotros mismos- un sentido: el que queramos darle." (2)
O hablamos de "nuestra vida", o hablamos de la "vida en general" que, es evidente, no tiene sentido. Dejar el sentido de nuestra vida a lo que nosotros, diosecillos de trés al cuarto, queramos planificar, supone simplificar la cuestión y dejar sin interés "nuestras vidas". Es incluir el sentido de la vida en la agenda. El asombro y el interés de nuestra vida y su sentido reside en una relación que trasciende mi voluntad y que ya aclaró Camus:

"Lo absurdo -esto es la falta de sentido y el origen de su búsqueda- nace de esta confrontación entre el llamamiento humano y el silencio irrazonable del mundo." (3)
Lo irracional,la nostalgia humana y lo absurdo son los tres personajes -como afirma Albert- del drama que es la vida humana. Esos son los motores de la interrogación por el sentido: se trata de una sensibilidad, de una pasión, del irrenunciable dibujo de la propia vida y, desde luego, nunca de la "vida en general" que tanto preocupa a nuestros pragmáticos...Es indudable que "el pensamiento de un hombre es su nostalgia"(4). Y la nostalgia lo es, siempre, de la unidad, de la unidad perdida, intuida, soñada, conservada irracional, pero fundamentalmente.
Quizá sea esa nostalgia una de las maneras, de las modalidades de la sorpresa de la vida, una forma que aumenta su presión, ante la acumulación de acontecimientos, aunque sea de incumplimientos de lo esperado…
Nunca como esperábamos y jamás tanto. He aquí la vida, con la minúscula de lo real, pero con el empuje de lo que es radical, primero, insoslayable. Seguir viviendo mecánicamente o vivir con la intensidad del sorprendido, del estupefacto: si, vivir el si o el no a la vida, en una explicación, en una visión de su sentido o su sinsentido…

"Hay que saber si se puede vivir de él -`el universo disperso´- o si la lógica ordena que se muera de él" (5)
Pero Camus está aún muy dominado por su circunstancia mortal, la segunda guerra mundial. El sentido de la vida que se desliza ante el asombro de la misma, no plantea nunca la disyuntiva de vivir o morir, no adopta como insoslayable la perspectiva del suicidio: es una experiencia -la del sentido de la vida azuzado por el asombro- mucho más sensitiva, mucho más estética, esto es, mucho más positiva. El que sabe asombrarse y contemplar su propio asombro ante la vida -Camus lo denominaría "honestidad"-, ya ha ganado la partida de la vida afirmativa, pues está disfrutando de la misma. Howard nos da una llave:

"Tener como amigos a lo inesperado, lo sorprendente y la interrupción." (6)





Placeres y dolores no dan sentido.


Esa sorpresa ante tamaña presión de tanto y tanto ocurrido o no sucedido (7). El sentido y el no sentido de lo que ha pasado y sigue pasando…El placer de lo que ocurre es un lenitivo de esa necesidad de explicación, pero no apaga su ardor, su imperativo; el dolor de lo que ocurre o de lo que no ocurre como esperábamos, de lo que simplemente no ocurre aún esperándolo tanto, ese dolor tampoco nos exime del sentido.
Paul Klee. Puente rojo.













El suicida lo es porque su definitiva explicación, su contabilidad de sentido no le deja saldo alguno…el que sigue viviendo lo hace por que sigue buscando sentido, porque cree –erróneamente- que la suma de los pequeños placeres del día a día le otorgará un saldo positivo de sentido…y esa creencia –repito- en el placer como dador de sentido, tanto como en el dolor como otorgador de explicación -como ocurre en la mística o en el ascetismo- esas creencias no pasan de deseos. Es el deseo apoyado en la fácil aritmética de la suma, cuando no en el reto más popular y frívolo: ¡que me quiten lo bailao! El placer simplifica y desactiva la pregunta; el dolor la pospone. No lo dudo: Don Juan y Doña Inés, siguen persiguiendo el sentido, incluso antes de que cesen sus placeres y sus dolores.








Agradecimiento y Destino.




"Ad marginem"
Asombro, presente y autenticidad. Las amenazas son variadas. Necesitamos agradecer la vida. Y es fácil hacerlo repitiendo la infancia: siempre hay un Padre o una Madre inmortales en nuestro inconsciente. Pero es un "salto" en el vacío. Claudicamos de la pregunta. Y no hay nada más noble. ¡Qué difícil agradecer sin rendir la pregunta!
Es posible que la necesidad de Sentido sea una forma más de la esperanza, la previsión y, peor, de la planificación y el miedo que las alientan ...Es posible que sea expresión de una vida débil...Es posible.
Para muchos, la mejor manera de encontrar un Sentido será creer en un Destino. Será otro "salto" más. Pero es otro muy tentador.(8)

Notas:

(1) Mosterín, Jesús. Racionalidad y acción humana. II.4.Pág.47. Alianza Universidad. Madrid 1978.
(2) Mosterín. Op.cit.sup. Pág.48.
(3) Camus, Albert. Le mythe de Sisyphe. Gallimard, Paris 1952. Losada, B.A. 1953. I.2.  Pág.38.
(4) Camus, Albert. Op.cit.sup. I.2.Pág.58.
(5) Camus, Albert. Op.cit.sup. I.2. Pág.60.
(6) Howard, Vernon, Time Power for Personal Success.  How to use Time as a positive power for efficiency, for energy, for accomplishment beyond your dearest dreams (1960). Prentice Hall, Inc. Englewood Cliffs, N.J. I.7.. Pág.10.
(7) Como seguro contra el desastre de la obsesión, frente a la acumulación que nos empuja, debemos ensayar, una y otra la vez, su amable contrario: el vacío. 
"Abandone voluntariamente todos los esfuerzos frenéticos por dar sentido a la existencia. Deje que la vacuidad que hay, esté allí, y comprenderá."
Vernon Howard, The Power of Your Super Mind, (octubre 1967) Parker Publishing Co., Inc. West Nyack, New York, Usa. Traducción al castellano por Roberto Gayol, en Editorial Diana, S.A. México 12, D.F. 1973. IX.8. Pág.157. Ver mi libro sobre Vernon Howard Conciencia y felicidad http://www.amazon.es/dp/B008RMKP12/ref=cm_sw_r_fa_dp_WvVgqb060JD7C o la entrada relacionada con el autor y el tema "La Vocación: llamada y creación del Ser. La Presencia." http://earnestgarcimunoz.blogspot.com.es/2012/08/la-vocacion-llamada-y-creacion-del-ser.html
(8) Lecomte du Noüy,  Pierre, Human destiny.  Longmans, Green, 1947. Santiago Rueda B.A.1950. Desde los creyentes, pasando por los racistas -otra manera más biológica de ser creyente- hasta los científicos, todos los seres humanos caemos en la tentación del "destino". En última instancia todos los "saltos", como el del "destino", el del necesario objeto para el perentorio "agradecimiento", o, finalmente, el del Otro Mundo, todos los saltos terminan en la "disociación del cuerpo y del espíritu". Vid. Lecomte. XVI. 2. Pág.228.

5 comentarios:

  1. Buscar sentido a la vida no tiene sentido. Posiblemente el 90% de las cosas que conocemos hoy en día, debido a nuestra capacidad intelectual y cerebral no tendrán nunca sentido para nosotros, los humanos, porque quien sabe puede que para otras formas viviente todo tenga sentido y no nos demos cuenta debido a nuestra "superioridad natural".

    buscamos un sentido a la vida, buscando explicaciones que necesitamos desde pequeños, empezamos en eso a lo que se le llama "la edad de los ¿por qué?". Aquí empezamos a plantearnos dudad de qué es cada cosa, nos acercamos a una persona mayor y preguntamos, ¿por qué?, se ríen, ¿por que ríen?, te responden, y seguramente ni siquiera ellos sepan la verdadera respuesta, esa es la diferencia de la madurez y la juventud, cuando somos jóvenes tenemos la necesidad de preguntar, de encontrar respuestas, de intentar encontrar el sentido de la vida, vivimos de la curiosidad y es eso lo que nos hace sentirnos vivos, descubrir algo nuevo cada vida, creernos jóvenes por siempre, pero debemos tener cuidado en no perder esta capacidad, la curiosidad, crecemos y hacemos eso a lo que llaman "madurar", el ser humano nunca debería madurar, porque esto significa que nos hemos rendido en nuestra misión de conocer el mundo, nos rendimos y nos cansamos de buscar respuesta y nos adaptamos a lo que ya sabemos y creemos que podemos vivir sólo con esto, pero ¿realmente podemos?, perdemos esa capacidad de curiosear, de preguntar cada duda, de encontrar SENTIDO a esta vida, la vida misma. Así perdemos la satisfacción del conocimiento, aunque sepamos que nada tiene sentido, no deberíamos perder eso que nos hace vivir, nos sentimos insatisfechos con la vida, nos quedamos en el futuro, cuando deberíamos estar viviendo el presente, que es lo que todos desean "seguir siendo jóvenes" pero no se dan cuenta de que son ellos mismos lo que se lo impiden.

    De aquí de lo que vengo hablando de buscar el sentido, es cuando nos encontramos con las cosas más fascinantes de la vida. nos sorprendemos y eso enciende la chispa viva de nuestro interior.

    Es por eso que hago este comentario, es lo que más me ha llamado la atención , es algo que me he planteado desde hace unos años y supongo que cómo muchos adolescentes no quiero perder mi juventud, debemos cambiar nuestra forma de concebir el mundo y nunca perder la curiosidad por las cosas nuevas de la vida, seguir sorprendiéndonos hasta el día de nuestra muertes, y nunca madurar completamente,puede que sí en actitud pero no en la forma de sentirnos vivos, debemos dar gracias a que nos podemos sentir vivos, siempre y cuando lo intentemos y no perdamos la esperanza.
    ¡Seamos auténticos! yo, con mi iniciativa y energía joven, intentare que mi generación sea la primera en madurar sin perder su juventud.


    Gracias por leer.

    ISABELLA VILLEGAS RICCI 1º de bachillerato CNS, IES Lázaro Cárdenas.

    PD: El tema esta planteado de una forma muy interesante y entretenida, he empezado a meditar y pensar con las ideas planteadas, y esto es lo que ha salido, mucho más de lo que me creía capaz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. la herencia es la herencia, una bravo para tu papi que está en el cielo acompañado de los angeles y cuidandote siempre. un beso

      Eliminar
    2. Muy interesante. Pero el padre del que yo hablo nunca está en el cielo, ni en el infierno, está siempre aquí, en el presente intemporal y eterno del inconsciente. Es a ese padre al que hay que agradecer siempre...Al otro, al real, hay que agradecerle con medida, en la medida en que nos proyectó más allá de lo que él llegaba.
      Padecemos tres peligros.
      Y es que siempre hay una dimensión, un momento biográfico en el que el padre concreto nos puede detener. Como padres queremos el eterno retorno de lo mismo, que nuestro hijo sea yo mismo y, en él, ser eternos, repetirnos en el hijo...Y eso es desastroso.
      El otro peligro está en el hijo: ser el padre, como el padre o continuación del padre. Ese es el peligro de la inautenticidad, el de lo nuevo que quiere dejar de serlo. La religión de la beatería está en ese momento de traición: repetir lo que ya no tiene sentido una vez muerto el padre...
      El tercer peligro es el del agradecimiento excesivo: de ahí también nace la religión -en la parte que ahora nos interesa-. Agradecer no es adorar. Agradecer no es convertir la vida agradecida en ídolo, ni al padre en fetiche. Los hebreos agradecían tanto la vida de sus vacas, que les daban leche y carne en el tórrido y frío desierto, que las erigieron en altar...Y a sus ancianos que les daban seguridad, y los convirtieron en Jehová Dios.
      Qué difícil agradecer a la vida, sin traicionarla,sin repetirla, ni convertirla en ídolo de pies de barro.
      La herencia no siempre es la herencia. Un saludo de Ernesto, el Visible.

      Eliminar
    3. que pena, el comentario iba para isabella villegas .. no para ti visible .. no refiero a nada en especial de tu comentario....la invisible

      Eliminar
  2. Es perfecto el comienzo de tu comentario: buscar el sentido no tiene sentido...Pero así es el ser humano, vive y cambia y mejora en el borde de lo imposible. Es tan grande su aventura que, aunque gran parte sea debida a la casualidad evolutiva más imponderable, busca explicación sin cesar, dirección para tanta historia y tan infinita cultura. Algo así quería yo expresar al incluir como ilustraciones para esta entrada del blog, las pinturas de un artista tan inocente y, a la vez, tan sugerente como Paul Klee. Ésa mezcla de abstracto geométrico, casi decorativo, junto a escenarios surrealistas o de nuevo realismo creo que acompañan bien la imposible reflexión, la que recae sobre el sentido. Tu comentario posee mucha intensidad y, en este terreno, es lo más importante. Escribir sin pasión y sin creer en lo que pensamos es inútil. Superas con creces la prueba de la imposibilidad: no te creías capaz de tanto.
    En el núcleo construyes algo así como una paradójica elegía positiva: temiendo perder la juventud, la vitalidad de la curiosidad y la pregunta, haces promesa y fuerza de no perder ninguna. Es curioso que, cuando se es muy joven,pero ya consciente, se aprecia especialmente la condición juvenil. En algunos casos es una no-condición...Pero si condiciona, si, en muchos aspectos. Sitúas la pregunta en la sucesión de las generaciones; es muy acertado porque, en gran parte, la interrogación sobre la que hablamos procede de la pertenencia a esa pequeña historia universal que es nuestra familia. Nos preguntan, nos controlan, les preguntamos, les criticamos, y eso mismo, luego, nos ocurre con nuestros hijos. La potencia de la vida no solo biológica, sino también social y cultural es la que nos empuja: y el deseo de agradecimiento surge. Y hay que ejercitarlo, no solo sobre esa Vida impersonal, ni siquiera solo en lo religioso: los padres, los tutores, la familia y los amigos, deben ser descubiertos como parte y origen de ese capital que tanto agradecemos. Y una manera de agradecer es la creación, la escritura, la pintura, cualquier arte y, por encima de todo, la reflexión y el cultivo de los valores personales, libres, críticos y solidarios. No será un Destino con mayúscula,pero si buenas dianas de agradecimiento. Un saludo de Ernesto y en hora buena por lograr "mucho más de lo que te creías capaz."

    ResponderEliminar