Historia Filosofía II. Tema XI.. Filosofía contemporánea: Filosofía analítica. Wittgenstein.


(Página en preparación. mayo 2015)





CONTENIDO DE LA PÁGINA: 


I. El problema del conocimiento.
II. El problema del hombre.
III. El problema de la “ética”.

IV. Resumen para Selectividad. 

V. NOTAS.





I. El problema del conocimiento.

Ludwig Josef Johann Wittgenstein (1889-1951). Los signos, las palabras y los hechos: ¿casualidad o causalidad?































Dado el problema que supone la “existencia” de “dos Wittgenstein” –dos periodos muy distintos, el
del Tractatus logico-philosophicus (“T”) [1], de 1921 y el de las Investigaciones filosóficas ("I"), [2] del 1950-53 -, precisamos que “supondremos” –a los efectos de una exposición resumida- que su teoría del conocimiento básica es la del primer periodo, mientras que la reacción del segundo, los cambios de interés y, sobretodo la mutación del sentido de la existencia y la función de la filosofía con respecto al primer Wittgenstein, radicalmente nuevo y contrario al primero, serán destacados oportunamente.

1.a. Ser y lenguaje “Atómicos”

El mundo se constituye por realidades "simples" fundamentales –o “hechos atómicos” que no cosas-  a partir de los que un lenguaje puede desarrollarse y constituir “proposiciones atómicas” de las que se deducen “funciones de verdad”. “Los límites de `mi´ mundo están marcados por los límites de mi lenguaje” (T.5.6).

“5.4541 Las soluciones de los problemas lógicos deben ser sencillas, pues ellas establecen los tipos de la simplicidad. Los hombres han tenido siempre la vaga idea de que debía haber una esfera de cuestiones cuyas respuestas -a priori estuviesen simétricamente unidas en una estructura acabada y regular. Una esfera en la cual sea válida la proposición: simplex sigillum veri.”

1.b. Sentido y sin-sentido. 

El lenguaje corriente no es exacto: de ahí los “errores” de la filosofía. Por lo que hay que construir un lenguaje lógicamente perfecto, “un simbolismo que obedezca a la gramática lógica y a la sintaxis lógica.”(T.3.325) O sea la propuesta de Frege y Russell. W. supone una auténtica “correspondencia” –“isomorfismo”- entre la realidad –hechos atómicos- y lenguaje –proposiciones atómicas-. “La `figura´- proposición atómica- es un modelo y, más aún, se convierte en un hecho” (T.2.12./2.141). La mayoría de las proposiciones filosóficas no son “falsas”, sino “sinsentidos” ante los que hay que callarse, nunca responder. “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse” (7. Fin del “T”)

Familia originaria de Sajonia, de raíz judía, convertida al protestantismo, hijos bautizados católicos.
































1.c. El papel de la filosofía.

“El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada, sino aquello que se puede decir; es decir, las proposiciones de la ciencia natural –algo, pues, que no tiene nada que ver con la filosofía-; y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado significado a ciertos signos en sus proposiciones. Este método dejaría descontentos a los demás –pues no tendrían el sentimiento de que estábamos enseñándoles filosofía-, pero sería el único estrictamente correcto.” (Tractatus... 6.53.)

La filosofía, por lo tanto, no es una ciencia, y no tiene la función de construir proposiciones propias –filosóficas- sino sólo una “actividad” dedicada exclusivamente a esclarecer el significado de las proposiciones y pensamientos.
6.53 El verdadero método de la filosofía sería propiamente éste: no decir nada, sino aquello que se puede decir; es decir, las proposiciones de la ciencia natural –algo, pues, que no tiene nada que ver con la filosofía-; y siempre que alguien quisiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado significado aciertos signos en sus proposiciones. Este método dejaría descontentos a los demás – pues no tendrían el sentimiento de que estábamos enseñándoles filosofía-, pero sería el único estrictamente correcto.” ("T")

En realidad, la “correspondencia” o isomorfismo entre realidad y lenguaje se limita –aunque se sospecha el sueño utópico inconsciente de algo más- a la “forma lógica de la realidad” (T.4.121). Pero, de todas maneras, la esencia queda “algo” reducida.:
“5.4711 Dar la esencia de la proposición significa dar la esencia de toda descripción; o sea, la esencia del mundo.” ("T")


En todo caso, Wittgenstein ha caído en una aberración que ya procede de Parménides y que, en Hegel, había llegado al mayor grado de irrealidad. Eterno Retorno de lo Mismo. El pensamiento lo es “todo” y es nada, pues es tautología (T.4.461)
                                           “3. La figura lógica de los hechos es un Pensamiento” ("T")


1.d. El bucle de la “superstición” y el “laberinto”en el segundo Wittgenstein. Del descrédito a la esperanza en la filosofía. 



Para el “primer Wittgenstein” la metafísica, la locura de usar la filosofía para hacer proposiciones erróneas necesariamente, era la responsable de las supersticiones del ser humano; ahora, en el “segundo”, el de las Investigaciones filosóficas (I), se reconoce que es el mismo lenguaje, cualquiera, el culpable.
En el “primero” las proposiciones correspondían con los hechos y era tan unívoco el isomorfismo real/lengua que una proposición sobre la realidad solo tenía sentido si existe la posibilidad de saber si es verdadera o falsa, esto es si es verificable o no. En el “segundo” no sólo esa visión es ya “supersticiosa” y reduccionista ("I". n.96 y 97) sino que ahora, en lugar de reducir el lenguaje a un sistema rígido, pasa a ser un “conjunto de juegos”, “formas de vida” o “familia de semejanzas” (I. n.241). 
De manera que la filosofía y sus cuestiones no son absurdas e inútiles, tienen un sentido y más aún, un “sentido profundo”. Se pasa de la semántica a la pragmática: no hay un lenguaje, ni una esencia del lenguaje, sino lenguajes que son formas de vida: unos describen, otros indagan o interrogan, otros indignan, otros consuelan…Se ha transitado de las referencias exactas y de las tautologías a los usos prácticos y sus significaciones psicológicas o experiencias personales. 
Hay “reglas” si, pero son reglas que pertenecen a este o a aquel juego, a esta o a aquella forma de vida…De tales reglas se puede derivar un conjunto, pero nunca un sistema. [3] 

Necesitamos distinguir entre “problemas” –un “laberinto” ocasionado por el lenguaje en general, no sólo filosófico- y “perplejidades”: los primeros pueden resolverse, y fuera de la filosofía; las segundas, las perplejidades, pueden sólo “disolverse” buscando sus raíces o encontrando las realidades en las que no habíamos reparado. Esa es la función de la filosofía. La misma filosofía es una “lucha contra el embrujamiento de nuestra inteligencia por el lenguaje”.

A fin de cuentas el atómico Wittgenstein sigue estando detrás con su navaja de Ockham y el vértigo del reduccionismo: no hay nada oculto en el lenguaje, no hay laberinto…ni enigmas…todos los datos están a mano. Habíamos perdido la metafísica y ahora nos hemos quedado sin pensamiento: no es otra cosa que el resultado de la pertenencia al mundo público –exterior- de las convenciones sociales: el significado está en función de las necesidades humanas de supervivencia que dependen de la comunicación.

Pero la indefectibilidad de su “mundo lógico y lingüístico” hace tiempo que ya ha caído. ¿Qué diría el Wittgenstein que escribió lo que a continuación se incluye ante el “hecho” de que el fenómeno luz puede manifestarse tanto como partícula como onda?

“Consideremos cómo se presenta esta contradicción en física. Más o menos como sigue: Una partícula no puede tener dos velocidades al mismo tiempo; es decir, que no puede al mismo tiempo estar en dos sitios; es decir, que partículas en diferentes lugares y al mismo tiempo no pueden ser idénticas.” ("T" 6.3751)



II.El problema del hombre.[4]


































2.a. No hay sujeto ni libertad.

La visión del hombre que se desprende de estos presupuestos, tanto del primer como del segundo Wittgenstein, no es muy densa, ni muy profunda que digamos. En principio, no es seguro que haya un sujeto, un yo metafísico desde el que se ejerza la libertad: el yo se queda en mero “límite del mundo”.
"El yo filosófico no es el hombre, ni el cuerpo humano, ni tampoco el alma humana de la cual trata la psicología, sino el sujeto metafísico, el limite –no una parte del mundo." (T. 5.641)
Por lo tanto el “sujeto pensante no existe…en un sentido importante no hay sujeto” (T.5.631) pero, además, Wittgenstein pone en duda la libertad del ser humano, pues al estar fundada en el “nexo causal” es realmente “la superstición”:

  
"5.135 De ningún modo es posible inferir de la existencia de un estado de cosas la existencia de otro estado de cosas enteramente diferente de aquél.
5.136 No existe un nexo causal que justifique tal inferencia.5.1361 No podemos inferir los acontecimientos futuros de los presentes. La fe en el nexo causal es la superstición.5.1362 La libertad de la voluntad consiste en que no podemos conocer ahora las acciones futuras. Sólo podríamos conocerlas si la causalidad fuese una necesidad interna, la necesidad de la condición lógica. La conexión entre conocer y conocido es la de la necesidad lógica. («A conoce que p acaece» no tiene sentido si p es una tautología.)" 

Para colmo “no hay conexión lógica entre voluntad y mundo…” (6.374 ) y, de tener alguna relevancia la voluntad, “sólo puede cambiar los límites del mundo, no los hechos. No aquello que puede expresarse con el lenguaje.” ( T. 6.423 )



2.b. Los “yoes”.

El padre, Karl Wittgenstein, potentado del acero, culto, musical, pero homófobo.











El método de análisis lingüístico de W., le lleva a un auténtico escepticismo, cuando no nihilismo, en el ámbito del centro del hombre: el yo. En principio el lenguaje puede dar cuenta –con su oportuna verificación- del yo de otra persona, pero nunca del mío, pues es una tautología sin sentido: “yo tengo dolor de muelas equivale a “hay dolor de muelas”… (Mientras que en la referencia a otra persona hay un cierto agarre) En “él tiene dolor de muelas hay un cuerpo” evidente y exterior al mío…Lo que si tiene sentido ("Philosophical Remarks". 66) [5]









Cuando se trata de mi mismo, el lenguaje no puede atrapar la “yoidad”: “Pero en yo tengo dolor de muelas no hay referente o, lo que es lo mismo, yo no denota un posesor.” (MWL p.13)

Por otra parte queda siempre la duda de si ese yo es un “objeto-yo”, o si es “sujeto-yo”, como también si es “yo en tercera persona o en primera”, porque entonces no hay referencia…yo sé que tengo dolor –yo sé que me sé con dolor…

Otra duda más. ¿Hay correspondencia entre el yo-autoconciencia y el yo-persona que se es…?

No hay duda de que con los presupuestos lógico-lingüísticos de W., los ejes del sentido, el yo, la voluntad, la libertad no aparezcan ni claros ni oscuros. Ese nihilismo está explícito en muchos de sus textos lógicos: “el centro es insustancial”…
“La contradicción se oculta, por así decirlo, fuera de todas las proposiciones; latautología, dentro. La contradicción es el límite externo de las proposiciones. La tautología, su centro insustancial.” 


III. El problema de la “ética”.


Ingeniero, inventor de un motor a reacción, amigo de Russel y Keynes, renunció en 1919 a su fortuna y se hizo jardinero.


 
La ausencia de ética en las dos obras principales de Wittgenstein, se contrapone, sin embargo con unas episódicas pero numerosas reclamaciones de la “ética”. La ética se propone como valor absoluto:

“Puede haber proposiciones de ética. Las proposiciones no pueden expresar nada más alto.”  (T. 6.42)
Puede haber ética y sentido pero todo es inútil porque todo queda “fuera del mundo- el de los hechos atómicos-“y además es inexpresable…y lo mismo que la “estética” (6.41. y 6.421.) La palabra mágica para ocultar esa impotencia humana en la voluntad y en lo ético es la de “vivencia mística del mundo”, la “visión del mundo sub specie aeterni” (T.6.45)

Es verdad que, en algún parágrafo del “Tractatus”, como luego en algún apunte de los diarios de los años treinta –“Movimientos del pensar”- aparece la ética como acción personal, sin necesidad de constatar los hechos; pero siempre queda la ética fuera de lo decible, de lo constatable, de lo “real”.

En su “Conferencia sobre Ética” (1930) [6] confirma de manera más determinada esta visión polar: al ser los valores necesariamente absolutos, no pueden residir en él, son exteriores al “mundo”. Y, por lo mismo, no puede haber proposiciones sobre valores. Las tres situaciones en las que el mismo autor hace residir una ejemplaridad ética no tienen sentido y están más allá del lenguaje significativo:
“La ética, en la medida en que surge del deseo de decir algo sobre el sentido último de la vida, sobre lo absolutamente bueno, lo absolutamente valioso, no puede ser una ciencia. Lo que dice la ética no añade nada, en ningún sentido, a nuestro conocimiento.”(pág. 8) [7]

A pesar de ser irrelevantes –según nuestro filósofo- citamos las tres situaciones por explicitar mucho su posición:
1. “Me asombro ante la existencia del mundo. `Qué extraordinario que las cosas existan´…`Qué extraordinario que el mundo exista´”…(se trata de) la experiencia de ver el mundo como un milagro. Me siento inclinado a decir que la expresión lingüística correcta del milagro de la existencia del mundo -a pesar de no ser una proposición en el lenguaje- es la existencia del lenguaje mismo. (Pág. 8)2. “La vivencia de sentirse absolutamente seguro.”(Pág.6)
Y 3. “La –vivencia -de sentirse culpable (que) queda también descrita por la frase: Dios condena nuestra conducta…”


Es evidente que la cita del término Dios no es ajena a la obra de nuestro pensador –así en los “Diarios Secretos”, tanto como en los Diarios filosóficos, todos de 1914 a 1916-, aunque Dios sigue siendo definido como lo que el hombre vive en tanto que “límite del mundo”. Pero esta mezcolanza, la de la ética, los límites a los que se reduce lo humano y su libertad, lo trascendente y Dios, esta síncresis sin fundamentar ni desarrollar es harto sospechosa: Wittgenstein cayó en la más crasa polaridad. Pasaba y pasó constantemente del reduccionismo y los límites del lenguaje-lógico a lo supuestamente contrario, lo trascendente inexpresable y absoluto.

“Lo que ahora deseo sostener es que, a pesar de que se pueda mostrar que todos los juicios de valor relativos son meros enunciados de hechos, ningún enunciado de hecho puede nunca ser ni implicar un juicio de valor absoluto.” (Pág. 4)

“La ética, de ser algo, es sobrenatural y nuestras palabras sólo expresan hechos.” (pág.5)





IV. Resumen para Selectividad. 


I.  El problema del conocimiento. Ser y lenguaje “Atómicos”. 


1.a. “El Mundo”. 
El mundo se constituye por realidades "simples" fundamentales –o “hechos atómicos” que no cosas-  a partir de los que un lenguaje puede desarrollarse y constituir “proposiciones atómicas” de las que se deducen “funciones de verdad”. Por lo tanto “Los límites de `mi´ mundo están marcados por los límites de mi lenguaje” (T.5.6).
1.b. Sentido y sin-sentido. 
El lenguaje corriente no es exacto: de ahí los “errores” de la filosofía. Por lo que hay que construir un lenguaje lógicamente perfecto, “un simbolismo que obedezca a la gramática lógica y a la sintaxis lógica.”(T.3.325) O sea, la propuesta de Frege y Russell. W. supone posible  una auténtica “correspondencia” –“isomorfismo”- entre la realidad –hechos atómicos- y lenguaje –proposiciones atómicas-. “La `figura´- proposición atómica- es un modelo y, más aún, se convierte en un hecho” (T.2.12./2.141). La mayoría de las proposiciones filosóficas no son “falsas”, sino “sinsentidos” ante los que hay que callarse, nunca responder. “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse” (7. Fin del “T”)
1.c. El papel de la filosofía. El pensamiento de Wittgenstein tiene dos etapas. En la primera, la filosofía,  no es una ciencia, y no tiene la función de construir proposiciones propias –filosóficas- sino sólo una “actividad” dedicada exclusivamente a esclarecer el significado de las proposiciones y pensamientos.  Para el “segundo Wittgenstein”, la filosofía y sus cuestiones no son absurdas e inútiles, tienen un sentido y más aún, un “sentido profundo”. Se pasa de la semántica a la pragmática: no hay un lenguaje, ni una esencia del lenguaje, sino lenguajes que son formas de vida: unos describen, otros indagan o interrogan, otros indignan, otros consuelan…

II.El problema del hombre.

2.a. No hay sujeto ni libertad.
La visión del hombre que se desprende de estos presupuestos, tanto del primer como del segundo Wittgenstein, no es muy densa, ni muy profunda que digamos. En principio, no es seguro que haya un sujeto, un yo metafísico desde el que se ejerza la libertad: el yo se queda en mero “límite del mundo”.
"El yo filosófico no es el hombre, ni el cuerpo humano, ni tampoco el alma humana de la cual trata la psicología, sino el sujeto metafísico, el limite –no una parte del mundo." (T. 5.641)
Por lo tanto el “sujeto pensante no existe…en un sentido importante no hay sujeto” (T.5.631) pero, además, Wittgenstein pone en duda la libertad del ser humano, pues al estar fundada en el “nexo causal” es realmente “la superstición”:
Para colmo “no hay conexión lógica entre voluntad y mundo…” (6.374 ) y, de tener alguna relevancia la voluntad, “sólo puede cambiar los límites del mundo, no los hechos. No aquello que puede expresarse con el lenguaje.” ( T. 6.423 )
2.b. “Los Yoes”. El nihilismo de nuestro autor termina en el laberinto de “los Yoes” –ver arriba-.


III. El problema de la “ética”.

 3.a. Ausencia y presencia de la ética. La ausencia de ética en las dos obras principales de Wittgenstein, se contrapone, sin embargo con unas episódicas pero numerosas reclamaciones de la “ética”. La ética se propone como valor absoluto:
“Puede haber proposiciones de ética. Las proposiciones no pueden expresar nada más alto.”  (T. 6.42)
Puede haber ética y sentido pero todo es inútil porque todo queda “fuera del mundo- el de los hechos atómicos-“y además es inexpresable…y lo mismo que la “estética” (6.41. y 6.421.) La palabra mágica para ocultar esa impotencia humana en la voluntad y en lo ético es la de “vivencia mística del mundo”, la “visión del mundo sub specie aeterni” (T.6.45)

3.b. La ética como acción personal. Su inutilidad. Es verdad que, en algún parágrafo del “Tractatus”, como luego en algún apunte de los diarios de los años treinta –“Movimientos del pensar”- aparece la ética como acción personal, sin necesidad de constatar los hechos; pero siempre queda la ética fuera de lo decible, de lo constatable, de lo “real”.

En su “Conferencia sobre Ética” (1930) [6] confirma de manera más determinada esta visión polar: al ser los valores necesariamente absolutos, no pueden residir en él, son exteriores al “mundo”. Y, por lo mismo, no puede haber proposiciones sobre valores. Las tres situaciones en las que el mismo autor hace residir una ejemplaridad ética no tienen sentido y están más allá del lenguaje significativo:
“La ética, en la medida en que surge del deseo de decir algo sobre el sentido último de la vida, sobre lo absolutamente bueno, lo absolutamente valioso, no puede ser una ciencia. Lo que dice la ética no añade nada, en ningún sentido, a nuestro conocimiento.”(pág. 8) [7]








NOTAS.



[1] Ludwig Wittgenstein; Tractatus Logico-Philosophicus, Altaya, Barcelona, 1997. Edición electrónica (103 págs.) en https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxmaWxvc29maWFjaXNuZXJvc3xneDo1YmZlMzlhNzM4OTBjYTVm
[2] Isidoro Reguera, ed. (2009). Ludwig Wittgenstein, Obra completa. Colección Biblioteca de Grandes Pensadores (Edición bilingüe alemán/español). Madrid: Gredos. Volumen I: Tractatus logico-philosophicus. Investigaciones filosóficas. “Sobre la certeza”. Y, también en Ediciones Altaya, 1999. Edición electrónica (191 págs.) en https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxmaWxvc29maWFjaXNuZXJvc3xneDo0MzFiYjMxNDgyYzFmMjlj
[3] González.W.J. La teoría de la Referencia. Strawson y la filosofía analítica. Univ. Salamanca/Murcia. 1985. I. 3.3. 65.
[4] Aparte de las escasísimas consideraciones sobre el hombre y su ser –no sólo el pensar- que encontramos en el Tractatus (“T”), la mayor parte de los escritos y reflexiones de W. , sobre el hombre y la ética, se localizan en la denominada “etapa intermedia”, opúsculos, conferencias y cartas que han sido recogidos en  Volumen II de la Obra commpleta de W. a cargo de Isidoro Reguera, ed. (2009). Colección Biblioteca de Grandes Pensadores (Edición bilingüe alemán/español). Madrid: Gredos.: “Diario filosófico (1914-1916). Diarios secretos. Movimientos del pensar. Diarios (1930-1932 / 1936-1937). Cartas a Russell, Keynes y Moore. Notas sobre lógica. Notas dictadas a g. E. Moore en Noruega. Conferencia sobre ética. Observaciones a La rama dorada de Frazer. Observaciones diversas. Cultura y valor. Lecciones y conversaciones sobre estética, Psicología y creencia religiosa. Zettel. Observaciones sobre los colores.”
[5] Arregui. J.V. “Yo y Persona. El problema del sujeto en Wittgenstein”. Universidad de Navarra. 1985. “Ahora bien, esa peculiar adecuación del lenguaje en el que yo soy el centro no puede expresarse. Ese status privilegiado yace exclusivamente en la aplicación de ese lenguaje y no puede ser expresado en palabras” Pág. 13.
[6] Ludwig Wittgenstein, “Conferencia sobre ética”, Paidós, Barcelona, 1995
[7] Ludwig Wittgenstein, “CONFERENCIA SOBRE ÉTICA” Edición Electrónica de www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. Con “Notas de las conversaciones con Wittgenstein” de Friedrich Waismann y “Acerca de la concepción wittgensteiniana de la ética” de Rush Rhees. Esta conferencia fue publicada por primera vez en “The Philosophical Review”, vol. LXXIV, n. 1, en enero de 1965.

No hay comentarios:

Publicar un comentario